Francisco Benítez Aguilar
Casa de Comedias de Cádiz
Tuve la osadía de hablar por teléfono con Jerónimo Mihura, pocos meses antes de que el cineasta y dramaturgo gaditano muriese a los 88 años en Fuenterrabía.
Mi impertinente llamada era para obtener datos y algunas impresiones sobre Miguel Mihura Álvarez, que había nacido en Medina Sidonia el 28 de septiembre de 1877 y bautizado un mes después en la Iglesia Mayor de la localidad, a las 8 de la mañana, según la partida de bautismo que, entre otras cosas de los Mihura, guardo.
Jerónimo, su hijo nacido en Cádiz, en la calle Hércules, 17, -la casa de sus abuelosse mostró extrañado por mi interés y no tardó ni un segundo en decírmelo:
«Usted querrá información de mi hermano Miguel Mihura Santos. Es lo que pide todo el mundo»
-No, don Jerónimo. No me he equivocado.
«Entonces, preguntará por cosas de mi padre, que era también gaditano, de Medina Sidonia...»
-De su hermano Miguel ya hay mucha gente que escribe, pero de usted y de su padre, son menos...
«De mí, casi nadie. ¿A quién puede importar ya lo que he hecho, cuando estoy al final del camino? Ni a mi. Me sorprende que usted tenga algún interés en eso, pero deme su dirección y le envío algunas cosas, ya que insiste. Tiene usted razón, mi hermano es más conocido que yo, a pesar de que tenga más películas que él, y entre ellas, la primera pelicula que se rodó en color con patente española. Él hizo más teatro, aunque el dramaturgo de la casa fue mi padre Miguel Francisco Hilario de la Santísima Trinidad Mihura Álvarez, de ahí hemos salido los dos.
Tuve dos conversaciones telefónicas más con él, pero en ambas, sin rechazarlas, le noté muy fatigado, haciendo un gran esfuerzo de cortesía por atenderme. En la última, me anunció que me enviaba, en papel timbrado con su nombre, una pequeña reseña autobiográfica de su hermano Miguel Mihura Santos, escrita a máquina, corregida a pluma; una fotocopia de su ficha cinematográfica mecanografiada en cinco folios y cuatro páginas recortadas de algún libro con los títulos de las obras de su padre, Miguel Mihura Álvarez.
Jerónimo Mihura Santos nació el 6 de junio de 1902 en Cádiz. A los veinte años,
ingresa por oposición en el Cuerpo de Correos y arrastrado por la pasión teatral de sus padres, inicia sus colaboraciones como crítico de teatro y cine en la revista La Pantalla y el diario La Nación de Madrid, desde 1930. Trabaja como primer ayudante de dirección desde 1933 con Benito Perojo, Eusebio
Ardavin, Sáenz de Heredia y Luis Marquina, en los estrudios C.E.A. y Chamartín, así como dos películas en el extranjero: Una en Paris y otra en los Estudios de Cinecittá, de Roma.
En Fono España, con Hugo Donarelli estuvo dos años como director de doblaje y uno más en C.E.A.
El salto a la dirección lo hace en 1935, con el cortometraje «Don Viudo de Rodríguez», con guión de su hermano Miguel, protagonizado por Carmen Amaya,
Amparo Taberner Lopez y Alady, que se estrenó en el cine Actualidades.
Dirigió veinte documentales para «Magister», varios premiados por el Sindicato Nacional de Cinematografía.
Aunque destinado por el Ministerio de Información y Turismo como «colaborador» al N.O.D.O., dirige numerosos documentales como «Servicio Social de la Mujer», «Centinelas del Aire», «Gran Canaria» y «Fiestas de Cádiz».
Entre sus películas de largometraje figuran «Aventura» (1942), con Conchita
Montenegro, José Mieto, María Asquerino y José Isbert; «Castillo de Naipes»
(1943), «Camino de Babel» (1945), con Fernando Fernán Gomez, entre otros,
«Cuando llegue la noche» (1946), «Confidencia» (1947) con Sara Montiel, Julio
Peña y José Isbert, «Vidas confusas» (1948) con Sara Montiel, «Siempre llegan de madrugada» (1948), «En un rincón de España» (1948), primera pelicula rodada por el sistema Cinefotocolor en España, declarada de interés nacional y premio del Sindicato; «Despertó su corazón» (1949), «Mi adorado Juan» (1949), «Me quiero casar contigo» (1950), con Fernando Fernán Gómez, Manolo morán y José Isbert; «El señor Octavio» (1950), «Muchachas de Bagdad» (1952), con Paulette Godard, Carmen Sevilla, Rafael Durán y otros; «Maldición Gitana» (1953) con Luis Sandrini y Julia Caba; «Los maridos no cenan en casa» (1956), con Zori, Santos, Codeso y Conchita Velasco; «La copla andaluza (1959) con Rafael Farina, Porrinas y Paquera de Jerez.
En cuanto a Miguel Mihura Álvarez, su padre, llegó a escribir y estrenar más de setenta y cinco obras teatrales, comenzando su carrera en el Teatro Cómico de Cádiz con «Por un millón», y otras muchas en el Teatro Principal de Cádiz, antigua Casa de Comedias, y en el Teatro Circo de Cádiz. Luego recorrió los mejores espacios escénicos de toda España con piezas teatrales, dramas, comedias, sainetes, operetas, juguetes cómicos, zarzuelas con el acompañamiento de los más destacados compositores del momento.
Los papeles están amarillentos, el clip oxidado, pero sus palabras, su voz, permanecen intactas en mi memoria y por eso este homenaje a la figura y obra de un más que ilustre gaditano: Jerónimo Mihura Santos. Dicen que su padre y su hermano fueron famosos.