Otro Cádiz aún más humedo. Yayo Gómez

Este texto es primer premio en el Concurso de Microrrelatos de Aguas de Cádiz 2023

Rosita era una mosquita cursi, que solo se posaba en los gin tonics azules o en los pasteles franceses. Por aquello de culturizarse, decidió estudiar un “Curso de Educación Ambiental”. Cuando le tocó el turno de realizar las prácticas, escogió el Colector de Santa María del Mar. Para acceder al lugar, se sumergió en una red de túneles que abrazaba la ciudad desde abajo. Tuvo que dejar atrás toda la luminosidad que brillaba en el exterior: la playa, las bicicletas y hasta a los adolescentes robándose un beso. Al entrar en ese otro mundo subterráneo, se notó ajigá, falta de aire y de vida. Aunque estaba al liquindoi, tropezó con una enorme montaña de toallitas húmedas, se resbaló y le dio un telele.  Una cucaracha, que andaba por allí, la ayudó a levantarse, pero le aconsejó con dulzura que pidiera traslado, como mosca de la fruta, a un comedor escolar.