Por: Antonio Anasagasti
El verbo aliterar aún no está admitido por la Real Academia de la Lengua Española, sin embargo están aceptados otros términos que podrían entenderse derivados de aquel, como son aliteración y aliterado.
La aliteración, etimológicamente, consistiría en la repetición de una letra o un grupo de letras en palabras próximas para producir el mismo efecto sonoro, con una clara intención expresiva. No obstante, el término aliteración debe ampliarse a la reiteración de los sonidos iguales. En la lengua castellana la aliteración dispone de muchas combinaciones, así hay consonantes como la v y la b, o la ll y la y que son homófonas y otras como la g y la j( Juan Ramón Jiménez utilizaba la j para decir entre otras palabras gitano o general) y la k con la c con la q que, según los casos, puede ser homófona o no. También la h al ser muda, salvo cuando forma la ch, puede combinarse con otras letras sin necesidad de repetirla para crear una aliteración ( por ejemplo: “ habla el avaro del amor del dinero”).
El sonido repetido es lo que llamamos sonido aliterado.
El deseo comunicativo o expresivo y aportar viveza, es decir ofrecer y exteriorizar lo que uno piensa, quiere o siente, aparte de la musicalidad del sonido, es lo que va a distinguirlo de la cacofonía, que consiste en la repetición de sonidos desagradables y chirriantes.
En la poesía española, a diferencia de la germánica o inglesa, no se utiliza con frecuencia este recurso, en detrimento de sus grandes posibilidades. A pesar de ello, hay grandes escritores que lo han utilizado, como por ejemplo, Rubén Darío, ” ya se oyen los claros clarines” ; Juan Ramón Jiménez , “ chillerías de chiquillos”; el poema de Juanito Caminador de Raúl González Tuñón ; o en Jardín Cerrado de Emilio Prados, en el que se repiten palabras enteras o sus terminaciones.
Una de las probables causas de la escasa utilización de este recurso en la lengua española, aparte del miedo a la cacofonía, podría ser la orientación de la poesía española desde el modernismo a beber de la fuente de la poesía francesa, sobre todo con los parnasianos, despreciando de ese modo el estudio de la inglesa. El idioma inglés, tanto por su dificultad de pronunciación como por su construcción y raíz sajona y no latina, ha sido durante muchos años una traba adicional para acercarse a su poesía, aunque eso poco a poco en España está cambiando al subir los niveles del aprendizaje de esa lengua.
La mayor utilización de la aliteración en la poesía inglesa y germánica ha sido favorecida por la especial cadencia de ambos idiomas y su tendencia a acentuase en las primeras sílabas , a diferencia de la acentuación española fundamentalmente aguda o grave.
Una de las grandes poetisas de habla inglesa, la americana Emily Dickinsomn, que en vida apenas publicó poemas y cometía abundantes errores gramaticales, empleó reiteradamente la aliteración para aportar a sus versos un mayor tono visual. Así, citándola, “ Herself to her a music/ as bumble bee of June” , vemos que el sonido en inglés de las palabras bumble bee( abejorro) marca la musicalidad y visión de estos versos.
Es curioso que, a pesar de las desventajas descritas de la lengua española, musicalmente y para las letras de composiciones, las aliteraciones tiene muchas posibilidades, solo bastaría recordar el estribillo de la canción ganadora del festival de Eurovisión de hace unos años interpretada por la cantante israelí Dana Internacional que decía: “ Viva victoria, Afrodita A “ .
Por esa musicalidad y porque la aliteración puede servir como método de escribir los poemas en verso libre con un ritmo novedoso, es por lo que me decidí a escribir mi primer poemario que creía rompedor en el panorama literario del país titulado “ Sobre aliteradas alas, invitando a todo el mundo también a aliterar.
Y os pongo una ejemplo de uno de esos poemas incluido en mi libro :
LANZA EL LEVANTE
Lanza el levante
por playas prohibidas
arenas ardientes,
atrayendo alfileres,
crucificando cuerpos
que no ultimaron la huida.
Lanza el levante
pólenes imprecisos
que perdieron su oportunidad
de festivas fecundaciones,
y ahora solo alardean
de alimentar alergias.
Lanza el levante
polvos pretenciosos
que rechazaron las ramblas
para cubrir caminos,
motear los muebles
o afincar el asma.
Lanza el levante
aspas al agua,
chafando charcas,
secando el suelo,
robando el rocío
a marineras mañanas.
Lanza el levante
voces viajeras,
multiplicando murmullos
extraviados en el éter
que depositan su delirio.